Hace ya horas que el sol se puso. La única luz es la de un flexo antiguo que utilizaba para estudiar los exámenes. Seguía la misma ceremonia de ventanas cerradas, persianas bajadas y silencio absoluto. Sólo se escuchaba mi respiración, mientras mi mente me distraía del trabajo que tenía que llevar a cabo. Para hacerme callar me ponía el recopilatorio rojo de The Beatles y acababa con el azul.
No sé la hora exacta, no quiero mirar el reloj. El concepto de que, en este instante, mi vida esté controlada por el tiempo me produce malestar, una presión que debo soportar y que está acabando con todas mis ideas. Cada hoja que mancillo con mi letra, acaba convertida en una bola con pedacitos del poco ingenio que me queda. Desesperación. Cuando crees que has dado todo y sabes que no es suficiente, ahí me encuentro yo. Sin saber si seguir o parar. El "ya me pondré mañana" dejó de ser una buena estrategia, no tengo ninguna esperanza en el mañana, esta situación persiste desde hace bastante tiempo... maldito tiempo. Tic tac, tic tac. Ya se pasó el ser una joven promesa, ahora exigen resultados. ¿Quién exige? Todos exigen.
- Me encantó lo último que escribiste.
- Me encantó lo último que escribiste.
- Gracias.
- ¿Con qué estás ahora?
- Con mi vida.
- ¿Y por qué no has vuelto a escribir algo nuevo?
- Ya sabes, he estado ocupado. En fin, la vida.
Y lo único que se me ocurre es echarle todas las culpas a la vida cuando realmente pienso que ella no me dirige a mí, debería ser yo el que marcara las pautas. Te acomodas, la rutina, la misma gente, la misma ciudad, nada nuevo... ¿y por qué cambiar? Puede que por ambición. También, porque estoy bloqueado aquí y me da un miedo terrible saber si en otro sitio lo voy a estar o no, de la misma manera que la incertidumbre. Me desgasta por fuera y por dentro.
Me levanto y aparco mis reflexiones en este punto. Voy a por un vaso de agua y a comer algo. Libertad caduca hasta volver a enfrentarme al bolígrafo y el papel. Mis pensamientos me persiguen, llegan a la cocina y se introducen de nuevo en el cerebro. Dudas, pánico, melancolía, intranquilidad... El cronómetro está en marcha y lo único que tengo son mis preocupaciones y papeles inservibles, víctimas de mi ira, yaciendo sobre el parquet.
Que tal joven promesa, lei tu articulo y me da la impresion de que eres una persona poco sociable, cerrada y triste.
ResponderEliminarNo se cuantos años tiene, de donde eres, si tragajas o no, si crees en dios o no y si tienes planes para el futuro.
Lo unico que se es que tu grito fue escuchado y quiero dejar constancia de ello. Espero que otras personas que leean tu lamento tambien dejen huella de ello para que te convensas que no fue mala idea escribir tus pensamientos en el WWW. espero poder hacer algo similar aunque no tan triste y dramatico, me gustaria algo mas alegre y lleno de vida que contagie otro vitalidad que mucha falta nos hace, especialmente a ti....